martes, 4 de marzo de 2008

Boletín febrero-marzo 2008

¡Hola!

Con un poco de retraso, pero ahí va el boletín sobre Mardi Gras y otros temas…

MARDI GRAS
El año pasado me lo perdí, pero este año lo he podido vivir en mis propias carnes (exagero).
Visto desde fuera, es decir, como espectador novato, Mardi Gras no es más que una serie de desfiles (“parades”), bastante parecidos a lo que en Alcoy llamamos “la retreta”: gente disfrazada que desde carrozas lanza regalos. El 90% de esos regalos son collares. Millones de collares, de todos los tamaños y colores… de plástico, por supuesto. La gente grita y levanta los brazos (espero poder enviar fotos para que se vea bien) esperando que les tiren un collar. Y se van a casa con bolsas llenas, o el cuello doblado por el peso. Normalmente los tiran sin mala uva, aunque a veces te llevas un collarazo en la cabeza cuando menos te lo esperas. Y eso en cada desfile. Y hay montones de desfiles, con diversos motivos e itinerarios. Las carrozas son una parte muy importante. En Baton Rouge son bastante simples, sin querer menospreciarlos, aunque algunas sean tan grandes como un “tráiler” de los grandes adaptado. En Nueva Orleans he visto carrozas realmente espectaculares, como una que estaba formada por siete remolques enormes empalmados, formando un tren. Por lo menos medía 60 o 70 metros. Pero qué arte tenía el conductor del tractor que la llevaba para girar... Impresionante.

En Baton Rouge el carnaval es algo bastante familiar, pero en Nueva Orleans es otra cosa: aparte de que los desfiles se cuentan por decenas y son más ostentosos, allá está Bourbon Street.
Bourbon Street está en pleno “French Quarter”, cuyo nombre, por cierto, no puede ser más equívoco: el barrio consiste en una cuadrícula de calles encantadoras con construcciones de tipo español, con lo que el nombre correcto sería, sin duda, “Spanish Quarter”. En algunas calles aún hay placas con los nombres originales en español: Royal Street era Calle Real, etc.

Bourbon Street (la calle Borbón) es la calle de referencia si uno quiere vivir los carnavales “a la Nueva Orleans”. En realidad es la calle de referencia para el turismo durante todo el año, con sus incontables bares, algunos de calidad con música en directo, muchos de ellos locales cutres que atraen a los turistas con bebidas baratas de colores extraños y potencia que hace honor a sus nombres: huracán, ciclón, granada de mano… Los turistas típicos, por supuesto, las beben en grandes cantidades, y en la calle. Por cierto, Nueva Orleans es el único sitio que conozco en los EE.UU. donde se puede beber en la calle sin que pase nada. Y no sólo en carnaval. La gente de Nueva Orleans, según me han dicho, huye de esas calles y esos bares y va a otros, más tranquilos y separados del bullicio y la masa.

Bourbon Street (como el resto del barrio) está flanqueada de balconadas de hierro, muy bonitas, que los propietarios alquilan a precio de oro durante el carnaval. Algunos bares permiten subir a los clientes por un módico precio.

Una escena típica en Bourbon Street podría ser ésta: en un balcón hay unos señores con muchos collares de cuentas de plástico, una chica pasa por la calle y el señor le ofrece un collar o la chica se lo pide. Hay una negociación que todos conocen: lo conseguirá si se levanta la camiseta y le enseña al señor los pechos (eso se llama “flash”). Algunas veces lo conseguirá sin tener que hacerlo, pero la mayoría de las veces se irá de vacío. Si lo hace se llevará el collar, para regocijo del público en general (turistas y curiosos con cámaras darán fe de ello). En algunos casos el mismo señor del balcón lleva su propio “paparazzo”, que está siempre preparado, y las fotos aparecerán en alguna página de internet. También se da el caso contrario: una joven está bailando en un balcón. La gente le tira collares desde la calle, y ella muestra sus pechos, etc. Suele haber bastante concentración de gente alrededor de esos balcones, y las chicas suelen ser o turistas muy borrachas o chicas contratadas por algún establecimiento.

Otras escenas típicas: individuos o grupos llevan pancartas animando a los pecadores (bebedores, mirones, strippers) para que se arrepientan de sus pecados. Esto se ha convertido en una tradición, y hay tantos que empiezo a dudar de la autenticidad de las propuestas.
También es común ver mujeres con el torso desnudo y pintado con diferentes motivos de colores por la calle. La mayor parte de ellas no merece una segunda mirada. (Perdón por el comentario machista). Lo que no llegué a ver fueron escenas depravadas de sexo en plena calle, más allá de algún magreo o chupetón a cargo de señoritas de moral ligeramente despistada en algún balcón.
Dicen que antes de Katrina no se podía caminar por la calle (literalmente, la masa te arrastraba como un río), aunque ahora es bastante menos agobiante. Se puede caminar bastante seguido, esquivando la gente y los charcos (al final de la noche la calle Bourbon es un mar de no se sabe qué, se supone que bebida derramada, mezclada con millones de cuentas de plástico y vasos vacíos).

Curiosamente, una de las cosas que más me sorprendió durante uno de los desfiles (más que las tetas y los carteles, de los que ya me habían hablado) fue que la policía que controlaba al público confiscaba los pañuelos que los negros (me canso de decir “afroamericanos”, para mí decir “negro” no es ningún desprecio) llevaban al cuello... y ellos no protestaban. Al cabo de un rato (me interesaba más eso que el desfile) me acerqué y le pregunté a un policía por qué hacían eso. Y me contestó con estas palabras: “No sign of group activity is allowed” (no se permiten símbolos de actividad de grupos). Los había negros y rojos (pañuelos). Les hacían quitarse los pañuelos del cuello, de la cabeza. A uno le confiscaron la cazadora, supongo que llevaría algún símbolo. Al cabo de un rato (no me atreví a hacerle una foto) vi a uno de los policías bailando con un pañuelo en cada mano. Luego desaparecieron (los policías), supongo que para colocarse (situarse) en otra esquina.

En fin, la experiencia de Nueva Orleans en Mardi Gras fue muy edificante, tenía que ver de primera mano lo que me habían contado, y doy fe de que todo es verdad, pero habrá que esperar unos años para que el carnaval (y la ciudad) recupere la intensidad y el grado de desmadre que describen los que vinieron antes de Katrina.
PASEAR
Me contaba el Cónsul de España en Nueva Orleáns que nada más establecerse en su nueva casa (lleva sólo medio año aquí) se le ocurrió salir a pasear por su barrio. Craso error: al poco tiempo lo paró una patrulla de vigilancia, preguntándole qué hacía. Intentó explicarles que paseaba, pero para ellos caminar sin un destino concreto, lo que llaman "loitering", es sospechoso, y lo querían detener. Tuvo que llamar él a la policía para que le dejasen tranquilo! Casi nadie pasea. No sólo aquí, sino en todos los EE.UU. En LSU la gente camina o corre alrededor del lago, pero eso se considera deporte. Es muy raro ver a alguien caminando (algún día me pararán porque a veces voy caminando al supermercado, a 12 minutos de casa). Si alguien lo hace, o bien es afroamericano (y se sobreentiende que pobre, y no tiene coche) o algo le pasa...

ASESINATOS Y ARMAS
Hace un mes, más o menos, una joven estudiante entró en un aula de una escuela técnica de Baton Rouge, mató a dos compañeras, les dijo al resto que no tenían nada que temer, y se suicidó. Ya no se habla de eso por aquí porque a los pocos días otro chalado mató a cinco o seis en Illinois (con armas que compró legalmente en una tienda).

Pero la historia tiene mucha “chicha”: para empezar, se sabía que las chicas en cuestión eran afroamericanas sólo leyendo los nombres: Latina Williams, 23. Karsheika Graves, 21, and Taneshia Butler, 26. Esos nombres son típicos entre la sociedad afroamericana, como son Keniatta, Chiquitta, y muchos otros nombres que a nosotros nos suenan raros.

Pues bien, Latina, el día antes, compró una pistola y munición en una casa de empeño de Nueva Orleans. Quizá no habría sido necesario irse tan lejos, pues las armas se pueden comprar en los supermercados. Y ayer me enteré de que no es ilegal llevar un arma a la vista, pero sí llevarla oculta…

La prensa desveló más información sobre las víctimas, que sirve para conocer un poco mejor su entorno: Karsheika era, a sus 21 años, madre de de dos, uno de apenas un año y otro de 5 meses; nada sorprendente; Taneshia , a sus 26, tenía tres hijos, de 12, 9 y 4 años (haced cuentas).

La sociedad afroamericana funciona de manera muy diferente a lo que conocemos. Las estadísticas ponen los pelos de punta: entre el 85 y el 90% (sí, no es una errata, noventa) de los escolares en las escuelas públicas proceden de familias monoparentales, es decir, viven con la madre (o la abuela materna). La figura del padre no existe para 9 de cada 10. Y, por supuesto, lógicamente, el abuelo tampoco!!
Poco después de escribir este boletín recibí una llamada de Susana, una de nuestras profersoras en una escuela de secundaria de Baton Rouge, muy asustada porque hacía un rato habían detenido a un niño de 13 años en su escuela con una pistola. Al parecer quería asustar a otro(s) niño(s), y el arma estaba descargada. Pero el muchacho se había puesto un chaleco antibalas... por si acaso.
Lo que da miedo es pensar en los millones de niños con problemas de cualquier tipo que tienen acceso a las pistolas, seguramente legales, de sus padres.

ANUNCIO
Hace poco vi junto a la autopista un anuncio enorme en el que había una fotografía de una caja azul y un letrero ofreciendo una recompensa de $10.000 para quien pudiera dar alguna información sobre la caja perdida. Decía también “no questions asked”. Me pregunto qué podría haber dentro de la caja…

DEMOCRACIA VECINAL
Este país será lo que será, pero tiene formas democráticas de opinión y decisión bastante respetables. Los vecinos colocan carteles en sus jardines apoyando causas diversas; a menudo es el apoyo a algún candidato (a gobernador, a presidente, a sheriff), a veces a otras causas, como la construcción de un macro-casino en Baton Rouge (carteles de apoyo y de rechazo). Hace poco hubo un referéndum sobre ese tema. Ganó el sí, por lo que se construirá el casino, que proporcionará 1200 empleos directos y 2000 en la construcción… pero convertirá un barrio residencial hasta ahora tranquilo en la periferia de un centro comercial.

Hasta el próximo boletín.
Antonio